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martes, 3 de junio de 2014

Cuando te fuiste



Cuando te fuiste
puse un cerrojo
que no se abre,
quedó una herida
que nunca cierra
y un dolor tan grande
que no se acaba.
No hubo ninguna tregua,
y entre el silencio
y entre tu ausencia,
quedó atrapado
mi desconsuelo.
Ya no es lo mismo
el sol de la mañana,
la tarde afín a los deseos
o un café para los sueños.
Mi vida gira en derredor
de un vértigo,
caer dos veces
no es imposible.
Mientras que tú te alejas,
el cielo me arrastra
hasta un lucero
infinitamente ajeno.
Es tu pupila
un agujero negro,
se comerá mi vida,
se llevará mi cuerpo.
Y mientras tú esperas
una lluvia de estrellas,
yo me fascino
con tu recuerdo.
Quiero abrir mi corazón,
sentir de nuevo
el  beso de tu pupila,
pintar tu rostro
con mi embeleso,
soñar despierto…
vivir mi sueño.





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