fue amor a primera vista,
el encanto de la novedad,
ilusiones deseando volar.
Queríamos amar y que nos amen
con la misma intensidad,
tener a una persona que compartiera
su dicha a nuestro lado;
su dicha a nuestro lado;
así lo hicimos, por amor.
Seamos sinceros,
nos ganó el deseo,
el fuego se extendió por nuestros cuerpos,
estábamos juntos,
lo demás sucedió tan de prisa
que amanecimos un día en la misma cama,
embebidos nuestros labios de amorosos besos
y encendido de gozo el corazón.
Seamos sinceros,
nos fuimos por la primera impresión,
todo
sorpresivo como un acto de magia;
vivimos en pocos años mutuas promesas,
tiernos detalles y muestras de amor.
Construimos un mundo propio,
transparente y a la vez tan frágil
como un gran domo hecho de espuma
que por un tiempo nos cobijó.
Seamos sinceros,
fue la costumbre o rutina,
se abrieron grietas en el camino,
ya no sentimos la misma pasión.
Las noches no eran lo mismo,
cada quien en lo suyo;
se alargaron las horas,
y cesaron las muestras de amor.
Recostados de espaldas nuestras miradas
se perdieron entre penumbras
mientras fingimos un sueño que nunca
llegó.
Seamos sinceros,
separarnos fue lo mejor
¿Por qué vivir del engaño?
La experiencia fue hermosa,
pero al fin terminó.
No podemos negarlo,
la vida sigue y renace el amor.
Fuiste la primera en mi vida
mas
ahora otra a mi lado camina,
voy de la
mano de alguien que alegra
todos los días mi corazón.
Seamos sinceros,
el amor es así, llega y a veces se queda;
llega y a veces se va,
aunque el primero nunca se olvida
ninguno es mejor,
cada uno en su tiempo
dio luz y alegría a la vida.
De nuestra experiencia aprendimos
que para preservar el amor
es necesario siempre cuidarlo
con delicadeza, paciencia y fervor;
no es tarea de uno
sino responsabilidad compartida entre
dos.