(Dedicado a Stephanie Ruiz Adán)
Frente a ti nada hay que ocultar,
me conoces mejor que yo
y sabes que digo la verdad.
Hoy en particular tus ojos me hicieron una inesperada pregunta
y pude reconocer que algo en ti ha cambiado.
Aún conservas la pícara mirada de tu niñez
pero algo de profunda reflexión se advierte en tu semblante.
Cavilas,
el espejo te mira,
penetra la profundidad oceánica de tu pupila,
escudriña cada rasgo de tus facciones
y aunque tiene el poder de imitarte a la perfección,
sabe que eres la dueña de sus deseos,
tú mandas en ese juego de pantomima
donde ensayas la vida en cada gesto,
en cada retoque que bosquejas
mientras te apresuras con el rímel,
la polvera y el bilé.
En un momento de coqueta gracia detienes tus trazos
y contemplas la inmaculada obra hecha en tu rostro;
pero esa mujer que te mira
lo hace desde un punto en el espejo
en el que no converges más.
La miras a través del cristal y ella te mira;
entonces dices:
te conozco muy bien.
Yo te vi crecer desde que eras una niña
y pude apreciar cómo al paso de los años
has cambiado tanto.
Ahora eres una joven de singular belleza,
tienes el encanto a flor de piel;
más sensata, más mujer,
dejas entrever la fuerza de la juventud en cada palabra,
en cada acción que realizas de manera cotidiana.
Tus manos cual pinceles dibujan líneas de mujer en tu rostro juvenil,
los colores brotan en contrastes y juegan con el nácar de tu piel,
has subido el tono en tus labios antes color pastel,
eres una artista y el lienzo son tus sueños de jovial mujer.
Yo soy un espejo,
tu corazón no puedo ver.
Sonríes,
giras graciosa sobre las puntas de tus pies
y dejas volar enjambres de sueños por doquier.
Yo soy la que tú miras todos los días arreglándose para ir al trabajo,
me observas acomodar mis cosas con sumo cuidado,
realizar mis tareas puntualmente
y sabes del empeño que pongo para lograr mis metas.
De mi boca a veces escapan frases de aliento
y canto canciones que me gustan por sus mensajes,
la vida me sonríe
y en mi corazón la esperanza de un mejor mañana
brilla radiante como un sol.
Soy dinámica, soy activa, mis energías me alcanzan
para mover al mundo si es preciso.
Mi corazón palpita y ya tiene un amor
que se agrega a mis dos tesoros.
¿Y tú, que a diario me miras no lo sabes?
¿No sabes que también tengo temores?
¿Que me asusta saber de la maldad humana
y que puedo cometer errores o tomar malas decisiones?
Tú eres el primero que me mira cada mañana
y el último que me acompaña antes de dormir,
conoces todos mis hábitos, mis ritos y travesuras;
pero tienes razón,
eres un simple espejo y sólo reflejas lo superficial,
no conoces los secretos que guarda mi alma;
mas hoy te he abierto mi corazón
y de mis labios salieron palabras que te dicen quién soy.
Sabes, quiero hacer contigo un trato,
quiero plasmar mi esencia en ti con todos sus detalles.
Sólo escúchame hablar cuando estemos frente a frente,
aprende a mirarme más allá de mis facciones
y valorar mis gestos y ademanes
para saber si estoy contenta, triste o preocupada.
Déjame ser libre y espontánea como hasta ahora,
no me adules ni me censures
si te confieso que me siento
la más hermosa de las mujeres.
La vida fluye y quiero aprender sobre mis pasos;
quiero forjar en la experiencia mis valores,
soy joven, soy mujer; tengo anhelos, esperanzas,
también tristezas y desconsuelos.
Si me prometes cumplir el trato
ya no serás espejo,
pintaré mi autorretrato sobre de ti
y cada vez que te vea diré contenta:
Esa mujer que veo ahí
la conozco como la palma de mi mano,
porque esa mujer íntegra, casi perfecta… soy yo.