Todo tiene una razón de ser:
el agua del río fluye porque busca su nivel,
obedece a una ley física para restablecer su equilibrio.
El sol brilla porque en su interior la materia se transforma
y parte de su energía se vuelve luz y calor.
Un niño ríe sin motivo aparente porque en esa etapa de la vida,
su intuición es la razón,
no necesita explicaciones para ser feliz.
También sé que hubo una razón para enamorarme de ti
pero la perdí antes de saber cuál era.
Entonces inventé que te quiero sólo porque sí
y esa idea bastó para ser feliz.
Intuí luego que eras el amor de mi vida,
cuando al paso de los días,
tu presencia llenó todo mi mundo.
Ahora fluyes en mí con la fuerza vital
de un caudal de sentimientos y emociones,
y en tus brazos me cobija el calor del sol.
Tu luz ilumina mis pensamientos durante el día,
y en las noches me motivas los más hermosos sueños.
Por eso invento frases nuevas cada día
como una forma de decir te quiero,
como una manera de restablecer el equilibrio
en mi corazón que te quiere y no te olvida.
Creo que la única razón para quererte de esta manera
es haberte conocido.
Que otros piensen distinto,
que otros digan que no se necesita.
Yo creo que todo lo que existe tiene una razón,
una ley vital que motiva su esencia
y el amor es en sí mismo una razón
que justifica mi alegría por tenerte a ti
y enaltece la naturaleza humana.
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