Antes de ver tu rostro una vez más,
enjugo mi tristeza con las manos,
sumerjo mis clamores en el alba,
justo cuando tu imagen atraviesa mi pupila;
entrecierro los ojos,
quiero atraparla pero se vuelve espina.
Una lágrima escurre lenta,
me doy cuenta que estoy ciego
en medio de una inmensa soledad y hastío .
Huyen las alegrías ,
como aves migratorias en busca de mejores días.
Tus caricias han dejado cicatrices indelebles en la piel,
tu boca desangró mis labios hasta aniquilarlos,
pero soy necio hasta el hartazgo;
añoro las citas aquellas que robamos al tiempo,
tu mano sumergida entre mis cabellos,
tus ojos escudriñando mis gestos,
desnudando mi alma,
sacudiendo mis nervios.
¿Que si te quiero?,
¿por qué dudarlo?
Hay más suspiros en mi pecho que estrellas en el
cielo.
Invoco tu nombre sin pronunciarlo
mas el grito revienta mis oídos;
la desesperanza estalla en suspiros
y caigo yerto justo a los pies del desamparo.
Dormir, dormir es la solución a tanta
afrenta.
El sol empieza a quemar mis ojos
pero arde más la herida que partió mi corazón.
Soy humo a los cuatro vientos,
sombra de cristal formando espirales de rutina.
La muerte es un suspiro. Dormir, dormir…
Dejaré de ser un loco empedernido,
una aventura del destino,
trágica comedia que se llevó
contigo mis secretos.
Sumerjo mis penas en el tiempo,
aspiro rápido, expiro lento.
La tarde se tiñe de rojo,
mi energía vital se eleva hasta alcanzarte
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