Alza los brazos y mira al cielo,
una respuesta pide a la inmensidad.
una respuesta pide a la inmensidad.
Se ahoga en una lluvia de
ideas,
muerde sus dudas;
hay un enigma atrapado en sus labios.
hay un enigma atrapado en sus labios.
Limpia su cara y ríe, ríe a
carcajadas,
da vueltas sobre sí mismo,
nada en lagunas de la
memoria
hasta caer exhausto en sus recuerdos.
La gente lo mira,
frunce el ceño y al cabo de
un tiempo
prosigue sus pasos en tanto
murmura “Está loco”.
Sus ojos vienen y van
tras cada transeúnte,
canta una canción a media
voz,
se arregla con esmero,
pasa sus manos por entre su
pelo,
mientras espera con alegría,
con marcada ansiedad,
con infinita tristeza.
Las horas se filtran entre el follaje,
cae el telón de púrpuras
nubes sobre la tarde.
Bajo las sombras nocturnas
una lluvia incesante de
estrellas lo arroba.
Con las manos crispadas
pinta un gris arcoíris y lo
decora
con hilos de plata que la luna piadosa regala.
Canta una canción pasada de
moda
y ríe, ríe a sus anchas y
llora
en aquel lugar lleno de
sombras
y vacío de almas.
Una pareja que pasa lo mira
y murmura
“Está loco”.
Y tienen razón.
Nadie en sus cabales lo
haría con tal devoción.
Si le preguntan,
dice sonriente “Espero una dulce
promesa”.
No entiende que cuando el
amor se va
no vuelve jamás a la escena.
Por eso la espera
todos los días,
todas las tardes,
desde que ella se fue prometiendo
volver
algún día, alguna tarde
cualquiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario