No resistes
la tentación y aventuras tus pasos empujado por la curiosidad, caminas por las
calles oscuras del recuerdo, con los ojos entrecerrados para captar hasta el último destello de luz que nace del
corazón. Escudriñas los rincones más
alejados de la realidad, ahí donde se amontona la historia sensual y emotiva que cumplió su
función y ahora descansa libre de los deseos inconscientes. Es simple curiosidad
por reabrir los recuerdos y mirar al interior. Encuentras fácil la ruta trazada
en otros tiempos, donde ahora solo hay polvo sobre polvo y huellas de lágrimas
dormidas entre las grietas y dobleces de
cartas sin remitente. Metes las manos y rebuscas aquellos placeres olvidados,
cierras los dedos y atrapas vacío y
soledad, nada que alegre la curiosidad de la razón. Así, no tiene
sentido saborear un frío beso, acurrucarse en unos brazos dormidos, acariciar
la piel de una sombra o hacer el amor con el alma desnuda.
Debajo de
este montón de ayeres escuchas una lejana voz, es un eco de lo que pudo haber
sido y no fue. Piensas que nada pasó, excepto tú. El tiempo se detuvo en una
fotografía enmohecida donde dos
enamorados posan divertidos,
quietos, mirando hacia el mismo sitio.
Sus pupilas jamás se encontraron de frente, quizás pensaban llegar al mismo
destino. Pensaban, solo pensaban cuando el flash de la cámara los cegó y cada
quien siguió diferente camino.
También
hay algunos recuerdos aferrados a
la luz que se filtra entre los espacios
de esa nostalgia cada vez más lejana y sombría. El herrumbre de otros tiempos,
con sus alegrías cortadas de tajo, con sus promesas incumplidas, sus esperanzas
y sueños perdidos.
El amor fue tu talón de
Aquiles, nunca pudiste entenderlo en tu juventud, simplemente te dejabas llevar
por esa fuerza que atrapaba tu corazón en una vorágine de emociones y
sensaciones para luego acabar arrinconado contra el muro de los lamentos;
inicios felices y tristes finales.
Ignorabas
que el amor no es dejarse llevar por el
gusto o el placer; tampoco la fuerza irracional de la voluntad sobre los
impulsos. No entendías que el amor es la
manifestación suprema de la vida en equilibrio con uno mismo y con los
demás, que nadie puede compartir lo que
no tiene y nadie puede amar si no se ama a sí mismo.
Ahora te
das cuenta que el amor perdió un poco de su mágica condición, su espontáneo
hechizo, la fantasía característica de tu juventud. A cambio, estás plenamente
consciente de lo que sientes y das en este momento, es tu autorrealización a
través de la persona amada; un sentimiento que floreció a través una atracción
física pero que trascendió el plano pasional para volverse una necesidad de
acercamiento emotivo que con el tiempo
consolidó el compromiso mutuo. Son situaciones distintas que tú mismo
construiste y reconstruiste para lograr aquello que en su momento significó lo
máximo en tu vida y que luego de haber cumplido su cometido se fue tal y como
llegó a tu mundo, pero marcó tu destino. Tienes certeza
que no fue en vano todo ese largo camino
recorrido . Cada una de esas vivencias sirvieron como peldaños de una gran
escalera para alcanzar el presente. Experiencias y sentimientos que te ayudaron a madurar y saber
lo que anhelabas..
Hoy gozas
de tu máximo esplendor, te demuestras a ti mismo que
eres un triunfador, que venciste la adversidad. Quedaron
atrás los años azarosos y apasionadas relaciones. Tu corazón late al ritmo de otro
junto a ti. Caminan en la misma dirección con las manos entrecruzadas, es el
amor de tu vida hecho con perseverancia, con conocimiento mutuo, con ese
arraigo de ideas y sentimientos entretejidos de acuerdos y discordias; pero
siempre sensatos y unidos por la maravillosa convicción de estar con el ser más
valioso y querido. Tú y tu verdadero amor construido sobre los muros caídos de
un castillo de fantasía que no soportó la prueba del tiempo.
Te asomaste
al pozo por curiosidad y en el fondo viste tu imagen oscura a contraluz, apenas
una vaga sombra de lo que eres aquí en el presente. Este eres tú, un feliz ser
humano haciendo feliz a otro. Miras al cielo y sonríes agradecido con la vida.
La abrazas y le das un beso mientras prosiguen su camino.
A veces,
vale mirar en retrospectiva para valorar cuánto se ha avanzado por la vida,
aquilatar lo que se tiene, y amar con todo lo que hay en el corazón, con toda
la voluntad y certeza de lo que uno es
capaz y con la tranquilidad de saber que esta vez la conciencia dicta el rumbo
con acertado tino.
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