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lunes, 17 de febrero de 2014

Siempre habrá recuerdos


No resistes la tentación y aventuras tus pasos empujado por la curiosidad, caminas por las calles oscuras del recuerdo, con los ojos entrecerrados  para captar hasta  el último destello de luz que nace del corazón.  Escudriñas los rincones más alejados de la realidad, ahí donde se amontona la  historia sensual y emotiva que cumplió su función y ahora descansa libre de los deseos inconscientes. Es simple curiosidad por reabrir los recuerdos y mirar al interior. Encuentras fácil la ruta trazada en otros tiempos, donde ahora solo hay polvo sobre polvo y huellas de lágrimas dormidas  entre las grietas y dobleces de cartas sin remitente. Metes las manos y rebuscas aquellos placeres olvidados, cierras los dedos y atrapas vacío y  soledad, nada que alegre la curiosidad de la razón. Así, no tiene sentido saborear un frío beso, acurrucarse en unos brazos dormidos, acariciar la piel de una sombra o hacer el amor con el alma desnuda.

Debajo de este montón de ayeres escuchas una lejana voz, es un eco de lo que pudo haber sido y no fue. Piensas que nada pasó, excepto tú. El tiempo se detuvo en una fotografía enmohecida donde  dos enamorados  posan divertidos, quietos,  mirando hacia el mismo sitio. Sus pupilas jamás se encontraron de frente, quizás pensaban llegar al mismo destino. Pensaban, solo pensaban cuando el flash de la cámara los cegó y cada quien siguió diferente camino.



También hay  algunos recuerdos aferrados a la  luz que se filtra entre los espacios de esa nostalgia cada vez más lejana y sombría. El herrumbre de otros tiempos, con sus alegrías cortadas de tajo, con sus promesas incumplidas, sus esperanzas y sueños perdidos.

El amor fue tu talón de Aquiles, nunca pudiste entenderlo en tu juventud, simplemente te dejabas llevar por esa fuerza que atrapaba tu corazón en una vorágine de emociones y sensaciones para luego acabar arrinconado contra el muro de los lamentos; inicios felices y tristes finales.

Ignorabas que el amor no es  dejarse llevar por el gusto o el placer; tampoco la fuerza irracional de la voluntad sobre los impulsos. No entendías que el amor es la  manifestación suprema de la vida en equilibrio con uno mismo y con los demás, que  nadie puede compartir lo que no tiene y nadie puede amar si no se ama a sí mismo.

Ahora te das cuenta que el amor perdió un poco de su mágica condición, su espontáneo hechizo, la fantasía característica de tu juventud. A cambio, estás plenamente consciente de lo que sientes y das en este momento, es tu autorrealización a través de la persona amada; un sentimiento que floreció a través una atracción física pero que trascendió el plano pasional para volverse una necesidad de acercamiento emotivo que con el tiempo  consolidó el compromiso mutuo. Son situaciones distintas que tú mismo construiste y reconstruiste para lograr aquello que en su momento significó lo máximo en tu vida y que luego de haber cumplido su cometido se fue tal y como llegó a tu mundo, pero marcó tu destino. Tienes certeza que no fue en vano todo ese largo camino recorrido . Cada una de esas vivencias sirvieron como peldaños de una gran escalera para alcanzar el presente. Experiencias y  sentimientos que te ayudaron a madurar y saber lo que anhelabas..

Hoy gozas de tu máximo esplendor, te demuestras a ti mismo que eres un triunfador, que venciste la adversidad. Quedaron atrás los años azarosos y apasionadas relaciones. Tu corazón late al ritmo de otro junto a ti. Caminan en la misma dirección con las manos entrecruzadas, es el amor de tu vida hecho con perseverancia, con conocimiento mutuo, con ese arraigo de ideas y sentimientos entretejidos de acuerdos y discordias; pero siempre sensatos y unidos por la maravillosa convicción de estar con el ser más valioso y querido. Tú y tu verdadero amor construido sobre los muros caídos de un castillo de fantasía que no soportó la prueba del tiempo.

Te asomaste al pozo por curiosidad y en el fondo viste tu imagen oscura a contraluz, apenas una vaga sombra de lo que eres aquí en el presente. Este eres tú, un feliz ser humano haciendo feliz a otro. Miras al cielo y sonríes agradecido con la vida. La abrazas y le das un beso mientras prosiguen su camino.

A veces, vale mirar en retrospectiva para valorar cuánto se ha avanzado por la vida, aquilatar lo que se tiene, y amar con todo lo que hay en el corazón, con toda la  voluntad y certeza de lo que uno es capaz y con la tranquilidad de saber que esta vez la conciencia dicta el rumbo con acertado tino.








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