y el desgastado traje
que viste la esperanza;
tu palabra…
apenas bosqueja espacios de zozobra.
Son puños de sal para el sediento de caricias auditivas.
¿Qué pasará mañana cuando la voz
brote de la herida pidiendo cordura?
Ahora sólo existe un desierto de palabras,
un tú y yo quemando recuerdos.
Hemos sembrado el huerto de cardos
y dormimos esperando dulces frutos.
Soy un niño iluso que juega
entre colmillos de crótalo,
un hombre que sueña poseer la luna.
Creemos ser profetas
pero estamos en tierra de nadie.
Voy donde el viento sopla,
mi destino no tiene origen.
Me pregunto si eres tú
pero no respondes.
Entonces,
¿Por qué busco siempre un pretexto
para habitar al final de la luz?
¿Por qué entonces
no me conformo con la línea del horizonte?
Quiero caminar con el consuelo
de un mañana,
alcanzar el borde de mis límites,
saciar mis ganas para siempre;
pero,
no deseo beber todas mis lágrimas…
Me moriría de sed si así fuera.
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