Bienvenido

domingo, 19 de agosto de 2012

La última carta



Fascinado en leer su última carta, 
escudriñé cada palabra hasta agotar los sinónimos, 
me dejé llevar por esa emoción indescriptible 
de saber que era ella la que abría su corazón
 para llenarme con las primicias de su amor. 
El tiempo me tomó una foto 
leyendo una y otra vez aquel mensaje 
plasmado con sus manos en un momento de su vida,
 mientras forjaba en experiencias su destino. 
No miré que con los días el papel se hizo viejo,
 los dobleces llegaron a ser desgarradores surcos 
en el amarillo color de añeja espera. 
Y aquellas palabras que me causaron tanta alegría, 
de pronto fueron agudas espinas que traspasaron mi corazón. 
No supe cuándo se fue de mi vida, 
no sé si de verdad me amó; 
me di cuenta que estaba solo, 
hasta  que sacudí de mis manos las cenizas de ese amor 
que ardió y expiró en su propio fuego 
y pude al fin librarme de la nostalgia; 
del genuino deseo por poseer 
lo que nunca jamás realmente existió.


No hay comentarios:

Publicar un comentario