A veces, a manera de juego,
suelo preguntarte de qué manera te gusta
te demuestre mi amor.
y tú, siempre sonriente,
contestas que eso es asunto
mío.
Las rosas, lo confieso,
no son mis preferidas,
en cambio a ti te encantan;
son varias, muchas yo diría,
las que han adornado tu
tocador
y cuando así acontece,
me fascina verte feliz
leyendo la notita que
acompaña
tu colorido obsequio.
Perfumes siempre te he regalado;
quizás porque en el fondo
también para mí lo son.
Es fascinante recorrer tu
cuerpo
con mi nariz apenas rozando
tu piel
y sentir la fragancia
mezclada con
tu propio aroma.
Intuitivamente,
busco la manera de complacerte
con cosas que nos gustan a los
dos.
Disfrutar de un refresco
y escuchar música de nuestra
época
en algún pintoresco lugar,
o cenar en algún romántico restaurant;
algunas veces nos escapamos
y disfrutamos la intimidad en
un rincón
alejado del cotidiano andar,
perdidos en el anonimato como
una pareja enamorada
en su viaje de luna de miel,
olvidados del mundo,
atentos al amor que brota
como cascada de palabras,
de besos que fluyen de los
labios
y nos endulzan la vida con la delicia del amor.
Me gusta escribirte versos,
hacer poemas donde tú eres
la musa de mi inspiración,
llenarte con pequeños
detalles
y recordarte siempre en las
mañanas
que te quiero mucho, mucho,
que eres mi adoración.
A veces , a manera de juego,
suelo preguntarte de qué manera te gusta
te demuestre mi amor.
Me conmueve ver tu reacción
de sorpresa,
te sonrojas,
y enseguida contestas que es
asunto mío.
Sonríes pícara y traviesa,
muerdes tus labios húmedos
mientras inclinas levemente
el rostro,
y de reojo me miras;
con tus manos entrelazadas
con las mías.
Esperas que te abrace,
deseas que te bese,
quieres que te llene nuevamente
el corazón
con palabras tiernas y
amorosas;
y cuando así sucede,
todas mis preguntas hallan mudas
respuestas,
todas mis palabras sobran.
En mis brazos cabes toda,
y en mi corazón todo tu amor,
tus labios no necesitan
preguntas,
solo ansías que te bese
y eso hago con fervor,
con devoción,
mientras el cielo abre sus
puertas
con el vaivén de tus pestañas,
invitándome a alcanzar mi más atrevido sueño,
invitándome al amor.
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