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martes, 22 de marzo de 2011

Palabra que eres mía

Voy hasta tu imagen,
toca mi prisa tu semblante.
Sé que esperas
y en los labios entreabiertos
florecen los suspiros.
Giro el pensamiento,
ahí estás, virgen aún,
me acerco y me sonríes.
Un segundo basta para envilecer
el universo.
Saeta.
Surco el espacio que hay entre nosotros.
Caigo en tí apasionado,
dejo correr mi fuerza;
en mi puño tu naturaleza se transforma.
Sacio mis instintos,
te poseo de mil formas.
Mi deseo y tú son uno cuando al fin
estrujo en mi locura tus encantos
y violento te margino.
Perplejo contemplo la deshonra,
en el rincón lloras en silencio.
Me duele ser así porque te amo.
Te levanto,
mi alma pide perdón por su arrebato.
Borro y restauro una a una las heridas.
No reprochas cuando humilde beso
las plantas conque ando.
Pies del intelecto,
vives en mi desde que era un niño
y aún no sé cómo tratarte.

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