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domingo, 21 de octubre de 2012

Nada faltas en mi vida




 En el jardín perenne de la vida,
en cada delicada flor que se abre,
en la  sutil fragancia que destila,
está tu esencia llenando mis sentidos.
En el olor  a tierra húmeda,
en  estas manos rudas que siembran
en el surco la semilla,
en la planta que florece polícroma,
en el agua que vierto en sus raíces,
está tu grata compañía.
No me falta tu presencia
ni el delicado acento de tu risa,
mi alma está eternamente agradecida
de contar siempre contigo.
 El viento pronuncia tu nombre
entre las ramas del laurel,
eres el rocío que besa
los rojos labios de la rosa.
Es tu  cintura breve,
frágil vara de azucena
doblegada a la forma de mis manos.
Vuela a ti mi alma cuando pienso
en todo lo bello que vivimos,
destila el corazón un dulce almíbar
de recuerdos gratos,
sentados en la banca del jardín
cada tarde de verano.
Estás conmigo desde que te conocí,
nada falta en mi jardín,
me alegra saber que es así;
nada de malos recuerdos,
nada de dolores ni lamentos,
si estás conmigo y yo contigo
es por amor,
es porque así lo decidimos.
La casa tiene el toque femenino
de tus manos,
el cuarto destila la  sutil fragancia
que en tu piel se magnifica,
y la cama conserva la tibieza
de tu cuerpo recostado a lado mío.
En la sala pende un retrato
donde estamos abrazados,
no me faltas nada,
tu presencia llena de armonía mis espacios,
cumple todas mis expectativas.
Soy el jardinero de tus sueños,
cultivo tus encantos para mi deleite.
Soy tu mayordomo,
nuestro hogar alberga un tesoro
de vivencias y detalles,
que guardo cada día en el baúl
de los recuerdos más felices.
Soy tu príncipe que tiene para ti
el beso de amor puro
 que  a diario ilumina tu sonrisa.
Soy el hombre que se inclina ante ti
reconociendo tu valía,
que adora tu  belleza.
Soy tu enamorado fiel,
te amo con toda la fuerza de mi ser.
Soy el amor de tu vida,
todo lo que necesitas para ser feliz
en el paraíso que hemos construido
para compartir
hasta el último hálito de nuestra vida.

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