En el jardín perenne
de la vida,
en cada delicada flor
que se abre,
en la sutil fragancia que destila,
está tu esencia
llenando mis sentidos.
En el olor a tierra húmeda,
en estas manos rudas que siembran
en el surco la
semilla,
en la planta que
florece polícroma,
en el agua que vierto
en sus raíces,
está tu grata compañía.
No me falta tu
presencia
ni el delicado acento
de tu risa,
mi alma está
eternamente agradecida
de contar siempre
contigo.
El viento pronuncia tu nombre
entre las ramas del
laurel,
eres el rocío que besa
los rojos labios de la
rosa.
Es tu cintura breve,
frágil vara de azucena
doblegada a la forma de
mis manos.
Vuela a ti mi alma
cuando pienso
en todo lo bello que
vivimos,
destila el corazón un
dulce almíbar
de recuerdos gratos,
sentados en la banca
del jardín
cada tarde de verano.
Estás conmigo desde
que te conocí,
nada falta en mi
jardín,
me alegra saber que es
así;
nada de malos
recuerdos,
nada de dolores ni
lamentos,
si estás conmigo y yo
contigo
es por amor,
es porque así lo
decidimos.
La casa tiene el toque
femenino
de tus manos,
el cuarto destila
la sutil fragancia
que en tu piel se
magnifica,
y la cama conserva la
tibieza
de tu cuerpo recostado
a lado mío.
En la sala pende un
retrato
donde estamos
abrazados,
no me faltas nada,
tu presencia llena de
armonía mis espacios,
cumple todas mis expectativas.
Soy el jardinero de
tus sueños,
cultivo tus encantos
para mi deleite.
Soy tu mayordomo,
nuestro hogar alberga
un tesoro
de vivencias y
detalles,
que guardo cada día en
el baúl
de los recuerdos más
felices.
Soy tu príncipe que
tiene para ti
el beso de amor puro
que a diario ilumina tu sonrisa.
Soy el hombre que se
inclina ante ti
reconociendo tu valía,
que adora tu belleza.
Soy tu enamorado fiel,
te amo con toda
la fuerza de mi ser.
Soy el amor de tu
vida,
todo lo que necesitas
para ser feliz
en el paraíso que
hemos construido
para compartir
hasta el último hálito
de nuestra vida.
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