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lunes, 23 de mayo de 2011

Pobreza

Las entrañas arden,
quiero el mendrugo que sobra en tu piel.
Sufro de hambre,
no importa si es de ayer,
dame lo que deseo para no morir.
Mi cuerpo languidece;
despojo que antes lleno estuvo de manjares.
Miro al cielo,
es ya tarde,
el gris se refleja
en mis secos ojos.
¿Tengo alma?
El instinto es nada.
Losa de segunda,
la escogí con gusto
después de un largo tiempo.
La vida me sonríe y en cambio
me harto de tus sobras y tristezas.
¿Es todo lo que puedes darme?
Gracias.
Tú también mueres de hambre
y compartes tu pobreza.
Te comprendo,
no te apenes.
Los dos estamos llenos
y vacíos de lo mismo.
Es tirano el deseo que nos gobierna,
hijos de la calle,
cojos andamos y desnutridos.
No eres igual a mi
y te pareces tanto.
¿Dos naturalezas en una?
Qué más, ya no es sorpresa.
Por esta migaja que me das
deja que comparta contigo
el pedazo de vacío que me sobra
y la necia hambre que me harta.


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