Volver a la sombra del árbol donde crecimos,
a la rama que sostuvo nuestro columpio de sueños
antes que las alas se extendieran a la vida.
Volver a esa tierra amada de la infancia,
a ese espacio frente a la ventana en días de lluvia,
y cantar cada que el sol
pintaba de rubor nuestras mañanas.
Volver a empezar cuando la tarde
comienza a cubrir de canas el paisaje,
cuando el ocaso extiende gentil manto
más allá del sueño
y deja salir los recuerdos vagos
de una época perdida en algún rincón del alma.
Volver a la nostalgia sin nostalgia,
volver a la misma mesa donde juntos en familia
festejamos cumpleaños,
brindamos navidades y recibimos años nuevos.
Comer del mismo plato
que nuestra madre nos sirvió
con todo su amor y cariño
y escuchar de nuestro padre sus historias.
Volver a la casa donde jugamos y crecimos
mirar las fotos viejas del álbum familiar
y acordarnos de anécdotas y felices pasatiempos,
Volver a encender un poco la pasión del alma,
recordar el amor platónico de la adolescencia,
revivir el amor ideal de la juventud,
el primer amor que nos hizo sentir
tanta felicidad
y aquél cuyo dolor aún persiste.
¿Quién no quisiera volver
a las cosas perdidas y añoradas?
Volver a las rutinas que alegraron el corazón,
pasar las hojas del calendario
como si fuera un álbum fotográfico.
Valdría una sola vez
tener nuevamente lo que se fue
y hacer lo que en su momento no pudimos.
Tener la oportunidad de pedir perdón,
una disculpa por nuestras equivocaciones,
corregir aquello que no pudimos
porque nos ganó la sorpresa,
porque nos faltó el tiempo.
Volver de nuevo a nacer
y enderezar el destino,
volver de nuevo a soñar,
volver a sentir aquello
por lo que lloramos,
por lo que sufrimos
por lo que fuimos felices.
Aunque a veces digamos
que al pasado no debemos volver
ni para tomar impulso,
si existiera esa oportunidad,
¿Por qué no volver para valorar
lo que hemos hecho?
Volver por un momento
a ser como ya nunca seremos.
Para constatar que hemos avanzado
en el continuo fluir de la vida,
construyendo nuestro destino
con errores y desaciertos,
pero avanzando siempre
con paso firme y la frente en alto.