que me hechiza y me hace suspirar,
unos labios tiernos, inquietantes;
tan fragantes, que invitan a soñar.
Negros, blondos tus cabellos,
se dejan por el viento estremecer
y reclaman a la vista sus destellos
cuando el sol juguetón pasa entre ellos
y como un niño se entretiene con placer.
Tu figura es muy hermosa,
digna de una diosa,
de talle estrecho y palpitante,
tu caminar, armonioso, insinuante.
¿Qué más puedo decirte?
si de ti me gusta todo;
no puedo más que repetirte
que por tus labios, figura y modo,
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