Bienvenido

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Sueños de libertad


He mirado tanto tiempo tu rostro, que conozco hasta el último detalle que lo caracteriza. Son años de continua contemplación escudriñando tus facciones en busca de emociones entre las comisuras de tu boca, entre el ceño de tus cejas expresivas.  Nada hay que ignore de tus pestañas largas y curvas, han sido hamacas donde el sueño aligeró mi larga espera, las he contado una por una antes de dormirme. Me gusta reflejarme en  tus serenas  pupilas porque traen momentánea paz al conmovido corazón. Cada que el álbum pasa, pretendo hacer una película donde te muevas con grácil  soltura para acercarte a mí y ofrecerme nuevamente el candor de tu juvenil  belleza. Te amo en la fascinación de una imagen. En el ámbar claustro que atrapó mi vida con una sonrisa, esa red de exquisita filigrana traspasando mi débil cordura.  ¿A dónde va mi amor si cada día un ladrillo se suma a su mausoleo?.  El amor  se esfuma en cada tarde de contemplación celeste. Poco falta para alcanzar el cielo. Unos pasos más para que la tarde en el  púrpura cenit acabe de una vez con la esperanza eterna. Ya nunca te veré, pero díselo al corazón que  necio te espera hasta morir; no claudicará mientras sus manos tengan algún aroma de ti, aquel olor tenue y sutil que emanaba de tu cuello, que brotaba como un himno de tu boca y florecía notas gloriosas del más sublime amor en cada beso tuyo. Yo te quise así, siempre esperándote, arrinconado en mi trinchera, desterrado de tu vida, pero siempre atento a los  imprevistos fugaces cuando bajabas de tu pedestal para acerarte a mí y cerciorarte que ahí tenías a tus pies, al vasallo fiel que postrado a ti ofreció su vida una y mil veces a cambio de nada, solo con el deseo vehemente de hacerte feliz, de agradarte aun por encima de sus propios sentimientos, aun cuando el alma se desangrara en llanto. Eras tú y tu felicidad lo que importó. Yo no sé qué más pase en esta tribulación, yo no sé qué más debe escribirse en la historia de  mi vida, solo siento que ya es tarde para buscar un nuevo sol, acostumbrarse a una nueva luz;  quizás empeñado en verte brillar un día me volví luciérnaga al cobijo de tu  luna. He caminado siempre así, desde ese día que el destino nos encontró  de frente. Esa eres tú, una imagen imborrable, flagelada en mi memoria, esculpida en mi piel; mujer y esfinge hecha capricho y  voluntad.

Pero empiezo a dudar que acabe mi vida como un epitafio en tu sepultura, empieza mi alma inquieta a romper su monótona existencia esperando nada de ti. Las almas son felices cuando son libres y nada esperan, el amor también tiene sueños de libertad y correspondencia. Solo un Dios podría vivir en la perfección de un dar eterno sin pedir nada a cambio, sin esperar recompensa porque lo tiene todo para ser feliz; y sin embargo pide pruebas, pide sacrificios para alcanzar la plenitud. Yo empiezo a dudar que mi espera sea eterna, creo que la parte humana me empuja a solucionar una necesidad; ya no quiero esperar que me quieran, ya no deseo ni tengo esperanza alguna. Mi mundo está en el presente y mis sueños son metas reales logradas. Hoy no estás conmigo, pero ayer te tuve, antes de conocerte era feliz, y mucho más cuando estuvimos juntos. Puedo empezar de nuevo. 

Y en el preludio ardiente de una dialéctica interior, mis alas emergen desde el alma, son lanzas en el aire; agudas preguntas que carcomen la razón y que  hieren la enajenación hasta el punto de la discordia. Celo y pasión bullen, amor y libertad son alas de una misma ave. Poseer y luego no desear absolutamente nada. Construir una nueva vida donde mis pies sean  pilares para un nuevo horizonte y mis alas para un nuevo destino. Caminar o volar, pero nunca detenerse a esperar, porque la espera paraliza y mata, y yo quiero vivir antes de morir; y no quiero morir antes de ser feliz. No me quiero llevar solo un recuerdo de mi vida o de la tuya. No más imágenes, ni tórrido pasado. Quiero vivir, quiero dejar sobre mis huellas el polvo del camino y sueños de libertad en el celeste azul cuando mis ojos decidan cerrase en paz.







No hay comentarios:

Publicar un comentario