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jueves, 19 de julio de 2012

Hermano


Porque tarde o temprano
la vida nos enfrenta a la adversidad
y tenemos que afrontarla
aunque no queramos.
Cuando ese  día llegue,
quiero un hermano cerca de mí,
que ofrezca su hombro sobre el cual
me recueste a llorar por mi desgracia;
y cuando llorar más no pueda,
llore por mí y se conduela.
Yo quiero un hermano que me ayude
a hacer lo que no podré
en ese momento de zozobra,
que tome mis manos
y me hable confortando mi alma ante la afrenta;
un hermano que me lleve un vaso de agua
hasta mi cama
y me dé a beber para calamar mi sed.
Y cuando el dolor en mi corazón 
sea demasiado grande para soportarlo,
ofrezca el suyo para descargar mi pena.
Quiero un hermano de sangre,
nacido en  la misma cuna
para compartir el silencio
cuando las palabras sobren
y mis lágrimas se agoten.
Quiero sentir su presencia cálida  y discreta,
su brazo fuerte que me ayude de nuevo a caminar.
Quiero que ese hermano  esté conmigo siempre,
en las buenas y en las malas,
que su palabra de aliento sea
bálsamo para mi afligido cuerpo,
fe para mi alma trémula
y esperanza en mi corazón
para seguir por la vida
con la frente en alto,
aun cuando mis heridas
a veces sangren nuevamente
mientras apresuro el paso.






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