Paga la cuenta que consumo
con el valor de tu moneda,
la copa amarga de soledad
con que me pierdo
y esta sábana de tristeza
que cubre mis noches frías.
Paga también todo este tiempo,
toda esta vida puesta a tus pies;
paga los besos que has disfrutado
y las caricias que aún conservas,
mis pensamientos
y estos versos que escribo para tí.
Paga la cuenta y dame el cambio.
Mañana,
cuando esté sobrio,
devolveré todo lo que me has dado.
Quiero invitarte a que brindemos.
Si tienes tiempo, si me quieres,
verás despierta entre mis labios
una sonrisa
y escucharás tu nombre con amoroso acento.
Tus ojos atraparán mis ojos
y danzarán unidos nuestros suspiros.
Mis manos serán los nidos
donde se posen tus tibias manos,
y estos besos
y estas caricias que no te he dado,
endulzarán tus labios
y cubrirán de gozo todo tu ser.
Si tienes tiempo,
si me quieres,
paga.
El valor de tu moneda
aún puede cubrir la cuenta.
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