Despiertos en la aurora
una vieja y un viejo
desayunan, intercambian risas,
como los niños cambian juegos.
Sentados en la tarde
una vieja y un viejo
comen recuerdos, cambian llantos,
como los cielos cambian nubarrones.
Tendidos en la noche,
una vieja y un viejo
ya no cenan, no se hablan;
cambian ganas por sueños.
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