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domingo, 7 de noviembre de 2010

Un rastro sin destino

En un lugar ajeno a mí
divagando en absurdos espacios
que no me pertenecen.

Más allá de una lógica congruente
acaso este último intento
se esfume en su propia debilidad.

Más aún, ajeno a mí mismo,
borro la indescifrable huella
de todos estos años
siguiendo un rastro sin destino.

No hay camino,
no estoy ahí,
no estoy aquí;
tampoco está lo que busco.

Sigo atado a un caos
que devora hasta el último resquicio
de lo que pudimos haber sido.

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