Pasó junto a mí,
la vi deshojando estrellas
con el dulce arrullo de sus labios mozos.
La vi y me gustó tanto,
la vi y no supe más de mí.
Seguí la huella perfumada
de su cuerpo
y en la penumbra
mi embeleso se quebró
en suspiros.
¿Dónde fue?
Sólo ella sabe.
Aquí estoy,
enraizado a su imagen,
esperando un milagro.
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