No sabía que las paredes oyen
los susurros del silencio,
desdibujo una sonrisa a punto de flor,
he borrado no sólo la memoria;
también el más allá cuya forma desconozco.
Borré todos los detalles en la generación del porvenir
y mira que sin darme cuenta
abrí un espacio en donde todo se parece de principio a fin.
Ahí se caen las horas y se ahogan los días;
Agujeros negros en el pecho de una virgen,
de un mártir que olvidó su fe,
de un sufrir que ya nadie recuerda.
No le remuerdas la conciencia tratando de besarla,
no le cuelgues más pesares ni deseos.
Errantes, efímeros somos todos;
con espinas en las manos las rosas ya no alegran la pupila,
ni seducen, ni germinan en ayeres pintados de ocaso.
los susurros del silencio,
desdibujo una sonrisa a punto de flor,
he borrado no sólo la memoria;
también el más allá cuya forma desconozco.
Borré todos los detalles en la generación del porvenir
y mira que sin darme cuenta
abrí un espacio en donde todo se parece de principio a fin.
Ahí se caen las horas y se ahogan los días;
Agujeros negros en el pecho de una virgen,
de un mártir que olvidó su fe,
de un sufrir que ya nadie recuerda.
No le remuerdas la conciencia tratando de besarla,
no le cuelgues más pesares ni deseos.
Errantes, efímeros somos todos;
con espinas en las manos las rosas ya no alegran la pupila,
ni seducen, ni germinan en ayeres pintados de ocaso.
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