Bienvenido

domingo, 29 de agosto de 2010

La primera vez

Fue tal el impacto
que sublimé el deseo
hasta el punto de la idolatría.
Caí en un estado de éxtasis
y mis sueños se materializaron
en una esfinge a la cual de hinojos,
veneré.
No sentir fue absurdo
después de años de espera.
La emoción embotó mis sentidos;
acaricié su cuerpo
sin atreverme a poseerla,
sin desearla siquiera.
Pero sucedió el milagro.
Se volvió mujer,
mujer ardiente y atrevida.
Duró tanto y nada
el hechizo del primer beso
porque de pronto me vi envuelto
en sus brazos,
navegando por sus límites,
hirviendo en el volcán de su deseo.
La luz se olvidó de nosotros.
Sólo las paredes escucharon
los suspiros y la cama,
la cama donde firmamos
nuestro dulce encuentro.
Esa fue la magia...
lo inesperado de la primera vez.






No hay comentarios:

Publicar un comentario