Si, por el contrario,
dieras vuelta al reloj
nadando a oscuras en el lecho,
con el cuerpo húmedo de sueños,
sudor, deseo.
la verdad no mentiría como suele hacerlo
en esas noches cuando tu cintura quiebra
y te sofoca el ansia,
y en los labios te desangra besos.
Si, por el contrario,
volcaras al abismo núbil juventud,
sin censura, sin temor,
para arrobar con tus encantos
la nostalgia de una tarde,
y abrir, graciosa,
a la experiencia el primer beso.
Si, por el contrario,
al huracán a cambio dieras
el vaivén tranquilo del océano
que se esconde en tu pupila,
la rosa roja y pura con que ríes,
la juncal espiga.
Yo, que nada tengo,
que nada digo,
hurgaría silencioso entre mi pecho
para darte palpitando aún
el púrpura volcán de mi deseo.
Abriría mis sienes
para arrancarme el pensamiento
y esparcir con gusto
los versos que a tu paso hagan eco.
dieras vuelta al reloj
nadando a oscuras en el lecho,
con el cuerpo húmedo de sueños,
sudor, deseo.
la verdad no mentiría como suele hacerlo
en esas noches cuando tu cintura quiebra
y te sofoca el ansia,
y en los labios te desangra besos.
Si, por el contrario,
volcaras al abismo núbil juventud,
sin censura, sin temor,
para arrobar con tus encantos
la nostalgia de una tarde,
y abrir, graciosa,
a la experiencia el primer beso.
Si, por el contrario,
al huracán a cambio dieras
el vaivén tranquilo del océano
que se esconde en tu pupila,
la rosa roja y pura con que ríes,
la juncal espiga.
Yo, que nada tengo,
que nada digo,
hurgaría silencioso entre mi pecho
para darte palpitando aún
el púrpura volcán de mi deseo.
Abriría mis sienes
para arrancarme el pensamiento
y esparcir con gusto
los versos que a tu paso hagan eco.
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