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domingo, 30 de enero de 2011

Pienso en ti, piensa en mí

Pienso en ti
cuando tomo con mis manos una rosa
y la acerco a mis labios para darle un beso;
cuando miro caer la lluvia en una tarde nostálgica
y mojo mis recuerdos en sus gotas.

Pienso en ti
cuando camino en la campiña
y el aroma de las flores me hace recordarte;
cuando muerdo la fruta dulce y roja
que me quita el hambre por  verte,
o sacio con fresca agua la sed que me agobia.

Pienso en ti

                     Porque
                                  todo lo que miro
                                  todo lo que toco
                                  todo lo que siento

me lleva irremediablemente a ti,
cual velero en altamar
empujado por invisibles sueños;
como estrella errante cuyo destino
no escapa a tu  gravedad.

El amor une nuestros pasos
en una misma dirección.
Ata nuestros corazones con madeja de ilusiones
y pone un lazo indestructible de esperanza entre tú y yo.

Pero sabes,
si por azares del destino dejas de quererme,
yo dejaré de amarte también.

Si el olvido te aparta de mi lado,
no me busques para decirme,
que yo antes te habré olvidado.

Si consideras tiempo perdido
el que has vivido conmigo,
si tus pasos te alejan de mi camino;
no regreses,
que mis pies
ya andarán por otro sendero para ti desconocido.

Sabes muy bien que yo me fijo en todo
y sabré antes que me digas
el nuevo rumbo de mi destino.

Pero es mejor
no pensar más en esta posibilidad,
porque hoy estamos juntos
y si el ritmo de tu corazón se acelera al evocarme;
si sientes que cada día en tu vida está la mía,

amor mío:

Piensa en mí,
el fuego que te quema me consume;
en mí nada se olvida,
en mí nada se muere,
cada recuerdo tuyo brilla
con la grandeza de nuestro amor.

Piensa en nosotros,
porque  juntos estaremos hasta el final de nuestros días;
mi amor se sacia de tu amor y mientras viva,
vivirás en mí y yo en ti;
porque contigo mi fuerza se hace infinita
y conmigo tu alma pura encuentra una razón
para ser feliz.

Pienso en ti,
piensa en mí,
los dos una sola alma, los dos una sola vida,
unidos en el horizonte como cielo y mar,
en el crepúsculo donde la noche
se diluye con el día;
entrelazados en un hermoso sueño hecho realidad.


miércoles, 5 de enero de 2011

A esa mujer

Amo a esa  mujer de corazón sencillo,
de valores tan preciados como el oro,
de dulce voz  y  sonrisa breve.

A esa mujer que tiene el don de alegrar mi vida
con su presencia cada día
y confortarme con palabras de aliento
cuando necesito sentir  que se interesa en mí.

Amo a esa mujer que me quita enojos y tristes penas
con su mirada tierna;
de paciencia eterna para escuchar mi corazón
y manos cálidas que arroban las mías
en los momentos de necesidad  amiga.

Amo a esa mujer que sabe hablar
de esperanza y de consuelo,
que corre presta a ayudar al que no tiene;
a esa mujer que entrega todo
sin pedirme nada,
que me da a manos llenas su atención
y su cariño.

Amo a esa mujer que se queda en vela,
atenta si algo falta cuando estoy enfermo
y es la última que concilia el sueño
ocupada  siempre por nuestro.

A esa mujer que tiene alma de niña buena,
pasión de amante eterna para defender lo suyo,
y fortaleza  de titán en sus quehaceres cotidianos.

A esa mujer que  me alegra con su plática siempre amena
y me hace reír aún en la melancolía más profunda.
Amo  esa mujer que me quiere
y me lo dice en silencio y entre palabras breves;
 a esa mujer que me acompaña
y está presente en todo momento de mi vida.

Amo a esa mujer de apacible encanto
de infinita bondad en sus acciones,
que lo entrega todo sin reservas.

A esa mujer que me ama correspondo a sus amores,
incondicionalmente;
sin reserva y sin medida,
para ella son mis versos, mi alegría
y de ella es  mi vida aunque nunca me lo pida.

El pescador

Atado a los acordes de tu encanto,
anclado a veces en agudos horizontes;
incrustado en la marea casi siempre.
Intrépido  domador de efervescencias
hasta el grado de la espuma,
en los bordes de acantilados riscos
donde el mar revienta entre nubes de rocío.

Tiro mis redes para atrapar la incertidumbre de un mañana,
voy en busca del mito y pasión del navegante.

Escucho entonces el canto sublime arrastrado por el viento
y  sólo quiero
arrojarme  al remolino abrupto que se forma
en la profundidad oceánica,
en tus marinas intimidades.
Sumergirme  quiero en el delta que entremezcla
aguas  dulces de montaña
con salobre oleaje de tormenta desatada en tus alburas.

Y sólo espero
escudriñar los misterios abisales
en busca de una luz que ilumine mis pupilas,
como náufrago  que escapa a su destino gris de incertidumbre;
exhausto y jadeante,
un sediento entre tanta agua de mar,
entre marejadas de besos que escurren esperanza  y fantasía.

Lanzo mis brazos donde tu silueta
dibuja a contraluz  un cielo en agonía;
ancla de aguerrido marinero,
pretendo robarte los secretos que guardas en tus ojos,
descifrar el enigma en la ausencia de palabras,
y aprenderme de memoria las dulces melodías
que destilas cual perfume de tus labios.

Perfecta en tu estampa de Ligeia,
vences  la cordura con cántico de agónico delirio.
Hierve la sangre en candente flama de espuma vespertina;
consume y aniquila el  hechizo místico
mi cuerpo herido  en batalla de pasión  inmensurable
y haces que sucumba a tus encantos
despeñado y loco;
ahogado entre  las olas que levantas con tu risa
y roto el corazón ante el flagelo implacable de tu lira.