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jueves, 27 de diciembre de 2012

Tu recuerdo




Tu recuerdo  tiene un sabor distinto
al de otros tiempos,
ya no sabe a  papel viejo,
no sabe amargo
ni duele como dolió alguna vez.

Tiene ahora sabor a dulces fechas,
selectas,
de los mejores años,
los mejores momentos,
las más emotivas  experiencias.

Tu recuerdo sabe
a fresas con crema,
helados de vainilla
y  besos de chocolate
con un sutil toque
de brisa del boulevard.

Tu recuerdo
aun cuando escurre de mis ojos
y moja mis labios,
ya no tiene la sal
del pretérito estéril.

Aprendí a distinguir
entre tantas lágrimas,
aquellas que saben a risa,
las que  bañan el alma de alegría
y hacen vibrar de gozo el corazón.

Tu recuerdo
sabe a ron añejo
fermentado en la penumbra,
mezclado entre sueños y antojos,
bebido hasta perder la cordura.

Tu recuerdo
ha hecho del tiempo
una comparsa de fiesta y canto,
de vino y bohemia nostalgia.

Tu recuerdo a veces sabe agridulce,
en las tardes de diciembre,
vestido con el rojizo esplendor del cielo
que enciende las olas del mar
de la apacible bahía de Chetumal.

Tu recuerdo
me acompaña en la explanada,
en una banca del ecológico,
en cualquier calle de la ciudad.

Viene entonces con  sabor a melancolía,
a piel curtida de sol;
a silencio y caricias
bajo la sombra del laurel,
cobijado en la penumbra de la noche,
entre las manos que provocan
trazos de amor sobre tu piel.

Tu recuerdo provoca sonrojos, 
arreboles en tus mejillas
y es cuando  saben a sal;
pero no son lágrimas,
es sudor de piel erizada,
océano de miradas profundas
y palabras cautivas
entre redes de besos
 y dulces promesas de amor.

Tu recuerdo tiene el encanto
de mi tierra,
grandioso como pirámide
contemplando la estrella,
pasión de bucanero pirata
y tesoros divinos ocultos
entre los pliegues de tu falda.


Mi pasado es el espejo
donde miro  el  presente
tan claro como el día,
tan real como la experiencia,
tan profundo y convincente
como el libro donde escribo
mi vida  junto a la tuya.

Tu recuerdo empieza
un segundo después
de cada caricia,
de cada beso,
de cada deseo satisfecho.

Si enjugo mis ojos
es porque soy feliz
en tu recuerdo,
si junto mis manos
es para atrapar mis lágrimas
y navegar en ellas los siete
mares de la abundancia,
los siete días de la semana.

 Tu recuerdo es tan real,
que aquí estamos juntos
comiéndonos los labios,
comiéndonos con las pupilas.

Tu recuerdo sabe a felicidad,
a puro amor,
sabe a ti, a mi,
a nosotros…
a juntos para siempre.




sábado, 15 de diciembre de 2012

Volver a verte























Volver a verte
es volver a vivir
un sueño eterno
que no concluye,
que se extiende
como cálido manto
y  arroba el corazón.
Volver a verte
es  felicidad,
es fiesta y canto,
alegría en mi alma,
consuelo y paz.
Volver a verte
es nacer de nuevo
en tus pupilas,
es al fin mi sueño
hecho realidad.    
       

Insomnio





Cuando el frío  navega en insomnio,
no es tu piel  que falta en mi cama.
Es el recuerdo que brota de la memoria,
la ausencia  perdida entre las sábanas,
el mismo sabor añejo.
Es el eterno perfume del sexo
que impregna la noche,
el deseo que escurre fuego,
y debo levantar las manos
tan alto como puedo
para que no se quemen
y prolongar el tiempo
sobre los ardientes pechos
que iluminan mis pupilas
más allá de tu reflejo,
más allá de los  primeros rayos de sol
en el amanecer tardío de un sueño
que nunca fue por esperar despierto.





Anoche nos vimos




Anoche nos vimos frente a frente
a los ojos directamente,
brotó como siempre
a torrentes la cascada fresca
de tu risa,
y brotó mi voz como manantial
de agua pura para bañar tu albura,
mis besos mojaron tu piel
y el cálido aliento cubrió de espasmos
la mutua desnudez.
El deseo se enredó en nuestros brazos
y fue el mejor regalo que pudimos darnos.
El amor  llenó de dicha el corazón,
trascendió distancias;
perduró a través del tiempo,
y como antaño unió nuestras dos almas
en la promesa nacida de nuestros corazones;
tú y yo por siempre amarnos
hasta el fin de nuestros días.