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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Me gusta que digas que eres hermosa




























Me gusta que digas que eres hermosa
parada frente al espejo,
porque dices la verdad,
y te quedas modesta en tus palabras
cuando miro  que tu boca
se vuelve un jardín multicolor,
y vuelan bellas mariposas
nacidas del capullo de tu voz.

Me gusta que digas que eres hermosa
cuando peinas tus cabellos
y el agua escurre por tus hombros
dibujando una serpiente cristalina
que se pierde  entre la toalla con que apenas
cubres tu exquisita desnudez.

Me gusta que digas que eres hermosa
mientras miras mi reflejo detrás tuyo;
entonces te vuelves con premura repegándome tu cuerpo,
echas tus manos  entrelazadas  por mi cuello,
porque el espíritu de un beso ronda entre mis labios
y se pierde suave y cálido en el umbral de los deseos.

Me gusta que digas que eres hermosa,
que te comportes como niña consentida
porque así tengo oportunidad de entregarte
a manos llenas los detalles que te gustan,
y a cambio es un regalo a mi pupila tus sorpresas,
tus gestos de alegría, cuando para ti
narro interminables cuentos
donde tú eres la princesa y yo el caballero andante,
y vamos de  reino en reino  visitando castillos de sueños,
montados en la magia y el poder del amor correspondido.

Pero  me gusta más escucharte a solas,
en la penumbra de esta habitación
que nos reserva cada noche  la mejor almohada
el mejor perfume para impregnar los cuerpos
del ardiente  celo que destila la pasión.

Entonces cierro tu boca con mis besos
y te digo tenue, apenas en un hilo de voz,
que eres la más hermosa de las mujeres,
y me encanta que sonrías pícara,
con los ojos cerrados en espera
que mis manos se entrelacen con las tuyas
y me ordenas en silencio  que repita
lo que dije en tus oídos una y otra vez.

Me gustas en tu vanidad de verte hermosa,
en la alquimia que transforma
tu frescura y candidez de  niña ingenua,
en una espléndida mujer de corazón de fuego,
dispuesta a contarme tus secretos,
las sorpresas de tu vida
y el dulce despertar a las primicias
del más apasionado amor.








martes, 23 de noviembre de 2010

reflejos de amor

Caminan insectos sobre tu rostro;
tiemblan tus manos al son del cortejo,
ondas infinitas en pos de la orilla
vagan cual besos de tu boca a la mía.
Un remolino atestigua el momento
y al fin
desposados se van.
Me miro en tu imagen,
soy tu lunar,
en mi empeño por mirarte
cae un suspiro deshaciendo la magia.
Somos tan frágiles.
Se quiebra  mi esencia en el espejo.
Hay mil fragmentos que bailan;
tu cara,
mi cara,
se han revuelto.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Fragilidad

Me haré mil pedazos
en tus ojos que eclipsan mis moléculas.
Soy tan frágil,
como un copo de nieve.
oigo tu paso acercarse;
chasquido de un beso de arena.
Seré pala de un niño hasta cuando tú quieras.
¿Qué soy sin ti?
Una esperanza muerta.
Brillo igual que la luz que me ciega
soy la imagen perfecta.
¿Espejo?
Si te acercas,
oiré el canto del cielo:
si me tocas,
oiré fundirse mi aliento;
si me besas,
nacerá un hombre nuevo;
si me miras,
seré polvo de piedra en tus manos.

Partiré a ti

Partiré a ti,
sin más dirección que tu voz.
Guiará mi ciega fe hasta encontrarte,
aunque la vida se haga polvo en mis pies.
Porque soy el espacio que dejas
entre huella y huella
en tu prisa por vivir.
No importa dónde sueñes,
soy tu sombra,
o tal vez tu alma que desea
para siempre ser feliz.
Partiré a ti,
porque soy la sal de tus lágrimas,
incertidumbre en tus noches,
humedad en tus labios;
flagelo del tiempo.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Para el hombre que ama

Desperté antes que la aurora
recoja su falda de estrellas
y seduzca mis ojos
con  su desnudo esplendor.

Amanecí con la sonrisa entre los labios,
y el beso celeste  me sorprendió
con un chasquido en mi frente.

Una estrella que no quiso partir
se quedó para acompañar mi suerte.   
Una nueva esperanza anida en el alma,
 eclosiona en parvada de sueños
y levanta el vuelo.

Voy con los pies descalzos,
siento la caricia del mundo recorrer mi cuerpo;
bogo entre fango y lodo,
pero después me lavo
en el agua clara del arroyo.

Me encanta ser feliz,
viajar en metáfora inconclusa, 
recorrer kilómetros de tinta
sacando miel de palabras vagas
y al fin  saciar mi sed
con el dulce néctar que destila la vida.

Nada hay como el amor
para el hombre que ama,
porque el amor está en todas partes;
y en todas partes hay un ser
que espera y ama.

Una flor regala su perfume;
es una mujer que esparce fragancia de azucena,
que llena de sutil encanto
los espacios del hombre que la busca y ama.

Me llevo las manos al pecho,
un suspiro se escapa y  va al cielo,
es el beso del alma para el amor,
es un beso de esperanza en este  nuevo día.

Cuando el corazón  sin ella tiembla,
el espíritu firme me levanta
y camino de nuevo con la frente en alto
porque  brotó del surco
aún húmedo y fresco que dejó  a su  paso.



jueves, 18 de noviembre de 2010

La fuente

El botón que mana de la herida
entre mis manos danza un son de muerte.
Se desangra el corazón de acero.
Su única vena,
su pétrea vena,
en espasmos pintados del ocaso
canta como el cisne su agonía,
y del eco que se expande en la cascada,
brotan débiles murmullos,
hijos todos de un labio mudo.
¿Quién escucha el canto de la muerte?
Hongos nacen y mueren en instantes,
pero el grito se mantiene eterno.
Hay algo más hermoso que la muerte.
El parir eterno de la vida.
Ese himno que llega a la conciencia
y revienta aquí en el alma.
No tengo tiempo,
ni puedo ver en el pasado.
Sólo escucho el rodar
de la existencia milenaria.
Morir, nacer mientras se llora.
Qué hermoso fuera
si todos pudieran mirar
al escuchar cómo se llora,
la ceguera está en el alma.

Lo entregaste todo menos amor.

No pongas en tu boca estas palabras,
que me amaste
con la virtud de tu inocencia;
que esa entrega fue un acto de amor,
porque el amor entonces,
no estaba en ti.

Cierto,
tenías una gracia natural
para mirar  y seducir,
sabías besar  y derribar  temores,
levantar castillos y encender pasiones.


Y jugaste conmigo sin conocerme
y lo entregaste todo en ese encuentro;
menos amor.

No me  pudiste  mentir,
estabas abierta a la luz
y la luz fue un dogma dentro de ti.

Tu boca se abrió
y dijo lo opuesto al amor
mientras caía de hinojos
ante tu esplendor,
desmadejado y yerto.

Pudo haber en ti,
en ese instante supremo
la comunión entre los dos.
Pero cerraste los ojos
y lloraste;
a cambio,
yo enjugué de tu rostro acongojado
una lágrima sin sal.



miércoles, 17 de noviembre de 2010

Luna

Luna
         Tu boca de sonrisa franca
         para alegrarle el corazón,
         alumbrar sus breves pasos,
         acariciar su blondo pelo...quiero.

Luna
         Todos los secretos que la noche guarda,
         unir nuestras dos almas,
         ese valor que tanto falta
         para decirle que la quiero.

Luna
         ¡Ella me ha aceptado!
         ¡Y a su corazón me tiene atado!

Luna
         ¡Piérdete discreta!
         ¡Besar a esta princesa quiero!

Musa

Por tus labios, pétalos de flores,
por tus manos, ansiosas de ternura;
olvido mis penas, mis temores,
y te sueño siempre, blanca, pura.

Por la alegría que te brota,
por la hermosura que te envuelve;
olvido esta vida muerta, rota,
y una ilusión de nuevo vuelve, vuelve.

Por tu risa,  dulce encanto,
por tu alegría, que enternece,
olvido mis clamores, y es tanto
mi amor por ti, que crece, crece.

Por tus besos, claustros míos,
por tus ojos, que me miran y suspiro;
olvido mis problemas, mis hastíos,
y te quiero, y te amo y te admiro.

por eso, luz que iluminas mis tristezas,
estrella fulgurante y siempre bella;
nunca olvido tu imagen de doncella,
eres la musa que guía mis proezas.


Siempre ha estado ahí

Siempre ha estado ahí,
callada y discreta,
velando por la intimidad
robada a la inmoral hipocresía,
callando los secretos
que aún vibran en las noches
cada vez más solas,
más lejanas de palabras y caricias.
A veces me pregunta,
¿Por qué la ausencia de otra cara
en el espejo?
¿Por qué un mirar de hastío,
un solo cuerpo en el calor
que exuda fantasías?
¿Qué esencia más volátil que el alcohol?
¿Qué sustancia más etérea persiguiendo
una espiral de tedio en el vacío?
El pensamiento cayó
en las redes de un intento,
quiere escapar
pero sólo consigue ahogarse
en el polvo que lo cubre.
Por eso, siempre ha estado ahí,
testigo de un cuerpo que se esfuma,
que aniquila su existencia
en busca de paredes
dónde colgar la inercia de los días.

martes, 16 de noviembre de 2010

Mano amiga

Cuántas veces alzamos la mano
para arrojar la piedra
al pájaro que nos despierta.
Cuántas,
nuestra mano extendió su horror
para besar limosnas,
para recibir la hipócrita moneda.
Esa diestra llena de arrugas,
es la frente del mundo.
Sus grietas no desmienten el dolor;
alargamos nuestra culpa
pero en los brazos vive el lobo.
Un perro aúlla
desde sus costillas rotas;
pateamos la inmundicia.
No vemos la estrella
sacando piedras al camino.
El animal que lame su herida
sabe más de la amistad
y no estudió psicología.
lo sabe la mano que envejece sin saludos,
lo grita la puerta
cuando en ella azotamos la ira.
Si en vez de impulsos
atrapáramos la idea con un lápiz,
si en vez de fracturar la vértebra filial
trazáramos balsámica caricia.
Corren ríos de vida ocultos en la carne,
rojo aceite en las entrañas de la máquina,
en el volcán de acero y venas derretidas.
¿Por qué seguir la huella del tirano?
Mejor besar,
 no la herida,
sino el dolor mundano.
Levantar la carroña con las manos,
llevarla a la boca,
digerirla o vomitarla,
pero ignorarla nunca.
Y si alargamos compasión
no ver la moneda ni la mano,
a cambio,
mitigar el hambre humana.
Dar la mano y levantar la moribunda alma,
verter consuelo en la rota ánfora.
No importa cuánto se derrame;
acaso en la tierra
florezca niños felices,
mujeres de corazón puro,
hombres de fe y de valores.
Una mano amiga para la posteridad;
un saludo que dignifique la naturaleza humana.
Amanece y el ave canta.


¿Para qué?

Podré aventurar mi vida,
venciendo la adversidad temida
y gozar de la gloria y el poder.
Podré olvidarme del pasado;
romper las cadenas que han atado
al infortunio mi antes triste ser
y pensar en un nuevo amanecer.
Podré saludar cada mañana
a mi hermano, a mis vecinos
y a mis amigos por doquier.
Podré de nuevo sonreír
y al optimismo siempre ir
manteniendo viva la ilusión,
la esperanza y la razón.
Podré reencontrar la fe perdida
y lograr cambiar mi vida
hacia un destino cada vez mejor.
Podré hacer todo lo que quiero,
y alcanzar todo lo que espero,
más si tú no estás conmigo,
todo esto...¿Para qué?...

Rosas

Las rosas son una belleza,
magna obra de la creación,
lo más tierno de la naturaleza;
símbolo de amor y de pasión.
Pero si el don de sentir tuvieran,
concientes serían de su condición,
pues para ser perfectas,
les falta lo que a tí te sobra ¡Corazón!
Yo las admiro por su aroma y color,
por ser amigas de las mariposas,
por inspirar al poeta a escribir al amor.
Mas a tí, que eres entre todas la mejor,
mi alma ya te he dado y mi razón,
mi vida entera y el corazón.

Tentación

No es mentira si te digo que tu boca,
cual manzana a morderla me provoca.
ni te miento si al pasar y yo te veo,
se me enciende el corazón y te deseo.

No es mentira, no es mentira el ansia loca
que me envuelve, me subyuga y me trastorna,
imaginar tu tersa piel, tu bella forma;
que a las lides cual guerrero me convoca.

Pero callo y no digo lo que siento
y me engaño, rio y finjo estar contento,
sintiendo muy dentro de mí que muero
y de tu amor soy el más  humilde prisionero.

Y quiero gritarte y decirte mi tormento,
y quiero abrazarte y besarte en el momento,
pero es imposible, es ilusión, es un engaño;
estás lejos, como la luna, y para tí soy un extraño.


sábado, 13 de noviembre de 2010

Pasó junto a mí

Pasó junto a mí,
la vi deshojando estrellas
con el dulce arrullo de sus labios mozos.

La vi y me gustó tanto,
la vi y no supe más de mí.

Seguí la huella perfumada
de su cuerpo
y en la penumbra
mi embeleso se quebró
en suspiros.
¿Dónde fue?
Sólo ella sabe.

Aquí estoy,
enraizado a su imagen,
esperando un milagro.



Nos dijimos adiós






Has dicho adiós sin pronunciar palabra,
he dicho adiós sin ser  mi intención;
un adiós inesperado
que cortó de tajo los sueños.
Nos vamos cada quien por su  lado
pero ya nada es igual en nuestras vidas.
Nos dijimos adiós sin una última mirada
sin un beso de despedida,
y así, ausente una caricia
para soportar tanta desdicha,
nos dijimos adiós callados y distantes.
Nuestra palabra se leyó fría,
sin una sonrisa
sin una lágrima;
ajena y vaga.
Pesa un adiós final
cuando el amor aún está vivo,
cuando más se quería
y pesa este adiós como un castigo perpetuo
injusto, inmerecido;
porque queriéndote tanto
no pude jamás demostrarlo;
porque queriéndome tanto
pudo más la censura
y me dejaste partir  en  silencio,
desterrado y mudo.
No sé cómo te va
pero te extraño,
deseo mirarte una vez más
tomar tu mano suavemente entre las mías,
darte un dulce beso
y decirte que te quiero
como nunca he querido.
Deseo escuchar tu voz
aunque sea el eco de un adiós
que se empieza a diluir
con el paso de los días;
entonces cierro los ojos y pienso
que sigo contigo
en ese acuerdo de disimular
lo que  fuimos.
Una pareja escondida,
que nadie vio,
que sólo nosotros supimos.
Por eso nos vamos
como dos desconocidos,
será como siempre fue;
lejos, ajenos;

quizás fingimos tan bien
que hasta nosotros creímos.
Y no sé tú, pero yo
escribo esto para olvidar.
Estoy cerrando la puerta
para seguir adelante,
dolerá ya no vernos
pero el tiempo
curará nuestros males
y un día con un nuevo amor
seremos  felices.
Ya ves, sin rencor,
sin darnos la cara,
sin estrechar nuestras manos,
sin explicarnos por qué,
simplemente nos dijimos adiós.