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lunes, 28 de febrero de 2011

Te diré

Te diré...
y mi voz es tu conciencia.
Antes de iniciar algún proyecto,
de pensar en ideales,
de fijarse metas
o tensar los músculos
en pos de una proeza.
Antes,
mucho antes,
piensa en la fuerza de tus pasos
y mira en el camino
si la huella que tú dejas,
no marchita algún destino,
no deshoja un sentimiento,
ni holla un corazón.

De aquel jardín.


De aquel jardín lleno de flores:
mañanitas, petunias y vicarias,
donde antaño un agutí retozaba al cobijo
de dos seres que se amaban;
de aquel jardín cultivado a manos llenas
con amor y ternura de esa pareja,
entre besos, risas y momentos de alegría.
De ese jardín hermoso donde cada tarde
tirados en el césped la noche los cubría
escuchando el trino de los pájaros,
pericos y agapornis.
De aquel pequeño árbol que creció
y dio cobijo y sombra;
donde domingos familiares alegraron
el hogar y llenaron de aromas y manjares,
carnes asadas, mariscos, entremeses;
fiestas y música que alegró los corazones.
De aquel jardín donde los niños jugaron
y crecieron hasta volverse hermosos jóvenes,
un jardín de ensueño con su casita de cartón
un columpio y muchas flores.

Ya solo queda el lamento del aire que se filtra
como vil ladrón entre las ramas secas de un rosal
que murió de sed,
una jaula vacía de encanto,
un árbol que se dobla por el peso de sus propias ramas
sin columpio, sin risas, sin juegos.
De aquel jardín que se llena de espacios vacíos,
que florece sólo recuerdos
y germina a fuerza del tiempo
hierba y musgo;
suspiros en las noches cual lamentos
invocando aquel amor que se fue
abrupto, inconsciente, irracional.

De aquel amor que nació para morir día con día
entre   un infierno de dudas y reclamos,
un querer sin proponer, un amor inmaduro
que pidió sin antes dar,
que al final se escapó como  quejido
de un corazón marchito
en su propia soberbia y vanidad .
Amor de encaje y oropeles,
yesca de pasiones y traiciones,
de gustos lábiles
y  negras cenizas,
más oscuras que  las noches.
Amaneceres con los pies descalzos,
de puntitas
para evitar  que la cordura
reclamara fidelidad
a la promesa hecha ante una juez.

De aquel amor que selló un compromiso tardío,
de aquel amor que se fugó porque no hubo anillo,
de aquel amor que se apostó como se apuesta
por compulsión en un casino.

De aquel jardín, de aquel amor…
 ya  nada queda, todo se ha muerto;
ningún recuerdo, ningún dolor.



domingo, 6 de febrero de 2011

Con el sabor de tus labios

Me quedé con el sabor de tus labios
y el alma en un hilo;
un papalote en tus manos;
barquilla de nieve en verano.

Me quedé pensativo y mudo,
con desconsuelo en el rostro;
mi corazón latiendo aprisa
y mis ojos perdidos en el infinito.

No entiendes mis razones para soñar
ni los motivos para perderme
en el muro de tu boca;
un nudo amarra las palabras
que nada significan cuando te miro distante
sin poder hablar.

Me quedé con el sabor de tus labios;
con tus delgados labios que rosaron los míos,
me quedé  esperando más besos
que nunca llegaron,
y me sentí tan solo
arrastrado en un torbellino
donde mis lágrimas llovieron
incógnitas hasta quedarme dormido.

Fue justo antes de amanecer
soñando despierto;
que encontré el punto preciso.
Ahí donde nos dimos
nuestro primer beso.
Y me quedé con el sabor de tus labios
y por fin
tus labios se quedaron conmigo.





sábado, 5 de febrero de 2011

Yo te amo, no me amas.

Como una estrella pálida y lejana,
como el murmullo del viento entre las ramas,
como un suspiro tras la esperanza vana;
así eres, yo te busco, te me escondes.

Como un día perdiéndose en la noche,
como el rocío secándose en la rosa,
como un beso traicionero sin reproche;
así eres, yo te espero, no me llamas.

Como una hoja arrastrada por el viento,
como una ola escurriéndose en la arena.
como una risa convertida en un lamento;
así eres, yo te llamo, no respondes.

Como una gota de agua en el desierto,
como la luna, un oasis en el cielo,
como un rayo de luz cuando despierto;
así eres, yo te amo, no me amas.


Miedo del viento y de tus manos

El cometa vuela hasta el confín
aunque no quiere.
Lo arrías con mano dura,
la suerte no es de quien porfía;
los dos simplemente atados.
De lejos mayor la perspectiva
pero no hay calor
ni sentimiento humano.
A cada embate vibra hasta el hastío;
con la cara hinchada no ríe; llora.
Tus manos sangran distancias nuevas,
dejan espacios para que baile en las alturas.
Un carrete acabado
y el viento frío que golpea.
Tus manos firmes,
mi alma tiembla.
A lo lejos puede verse un mundo nuevo
y en las palmas de tus manos nada escrito.
Sigues jugando con los pies plantados,
ríes con la zozobra colgar de un viejo hilo.
Ves los vuelcos,
regocijo hay en tu pecho.
El cometa tiene miedo
del viento y de tus manos.