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jueves, 28 de noviembre de 2013

No hay tiempo para pensar



No hay tiempo para pensar
si hicimos bien
o hicimos mal,
esta noche en este lugar
ahuyentamos el miedo
y nos amamos hasta el final.
Soñamos el mismo sueño,
vivimos la misma locura,
hicimos de lo imposible
nuestra verdad;
conocer al mismo tiempo
lo que es amar.
Fijar la mirada
en  el   profundo azul
que une cielo y mar,
en ese horizonte
donde nuestras vidas
pretenden llegar.
Saber que existe
en nuestros corazones
algo más grande
que el universo;
el amor que trasciende
el pensamiento,
las cosas materiales.
Descubrimos juntos
los deseos terrenales,
la unión espiritual.
La edad no importa,
el amor todo lo puede;
derriba dudas
vence temores.
No hay tiempo para pensar
si hicimos bien
o hicimos mal,
entramos al paraíso
sin alas para volar,
fue por amor y nada más.
Construimos un mundo
donde solo existe felicidad.
Juntos estamos,
abrazados y embebidos.
El amor nunca será
pecado original.
Tu familia y mi familia
deben  comprender
que más allá de lo que quieren
está lo que sentimos.
De ahora en adelante,
nada podrá interponerse
entre los dos.
No hay tiempo para pensar
si hicimos bien
o hicimos mal,
somos muy jóvenes
pero es tan hermoso
poder amar.










jueves, 21 de noviembre de 2013

Cuando te vas

































Cuando te vas
la estela de luz que dejas
sigue iluminando mi vida,
como arcoíris después de la lluvia;
acaso estrella fugaz en la pupila.

Cuando te vas
perdura el perfume sutil
que destila tu piel,
pétalo de la rosa más bella
por cuyo encanto clama mi ser.

Cuando te vas
van tras de ti los suspiros,
siguen tus pausadas huellas;
entrecerrados los ojos
y alzadas las cejas.

Cuando te vas
dejas pasiones inquietas,
como mariposas cautivas
de la miel que destilas,
son tímidos besos 
que tus labios desean.

Cuando te vas
se van tras de ti mis motivos;
te sigue contenta mi alma,
quiere ser tu fiel compañera
cuando presurosa o tranquila
andas por el vaivén de la vida.

¿Dónde estás?
Sé mejor una estrella
que arrulle mi sueño,
la grácil traviesa
que  alegre mis días.
Ven a mí como la aurora
con su colorido vestido,
dulce canción para mi alma de niño.

¿Dónde estás?
Quiero seguir tu camino
atado a tu encanto,
enamorado de ti;
de tu amor cautivo.

Mejor no te vayas,
quiero estar siempre contigo,
compartir nuestras vidas,
juntos fraguar nuevo destino.








jueves, 14 de noviembre de 2013

La espera



Alza los brazos y mira al cielo,
una respuesta pide a la inmensidad.
Se ahoga en una lluvia de ideas,
muerde sus dudas;
hay un enigma atrapado en sus labios.
Limpia su cara y ríe, ríe a carcajadas,
da vueltas sobre sí mismo,
nada en lagunas de la memoria
hasta caer exhausto en sus recuerdos.
La gente lo mira,
frunce el ceño y al cabo de un tiempo
prosigue sus pasos en tanto murmura “Está loco”.
Sus ojos vienen y van tras  cada transeúnte,
canta una canción a media voz,
se arregla con esmero,
pasa sus manos por entre su pelo,
mientras espera con alegría,
con marcada ansiedad,
con infinita tristeza.
Las horas se filtran entre el follaje,
cae el telón de púrpuras nubes sobre la tarde.
Bajo las sombras nocturnas
una lluvia incesante de estrellas lo arroba.
Con las manos crispadas
pinta un gris arcoíris y lo decora
con  hilos de plata que la luna piadosa regala.
Canta una canción pasada de moda
y ríe, ríe a sus anchas y llora
en aquel lugar lleno de sombras
y vacío de almas.
Una pareja que pasa lo mira y murmura
“Está loco”.
Y tienen razón.
Nadie en sus cabales lo haría con tal devoción.
Si le preguntan,
dice sonriente “Espero una dulce promesa”.
No entiende que cuando el amor se va
no vuelve jamás a la escena.
Por eso la espera
todos los días,
todas las tardes,
desde que ella se fue prometiendo volver
algún día, alguna tarde cualquiera.