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sábado, 4 de septiembre de 2010

Amor ardiente.

Camino con las manos sobre el blando suelo,
ida y vuelta.
No sé cuántas veces
me he desplazado en rítmico trotar.
Se arquea,
se quiebra al contacto de mis manos la corteza
y erupta fuego el cálido volcán.
Se abre el cielo,
caigo al abismo.
Camino con el cuerpo.
Mis manos  se queman,
el gemido brota,
la vida fluye.
Quieto, muy quieto espero
el nuevo despuntar del cielo
y del cálido volcán,
para caer rendido al cráter ígneo
del blando suelo.

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