Bienvenido

jueves, 16 de septiembre de 2010

Pecado de amor...olvido

Una rosa blanca ¡incrédula!
Siente el peso de una razón
que llora su condición ajena.
Si alguien de sus pétalos cuelga un destino,
no ha de ser suicida,
ni loco.

Y si de pronto la espina hiere,
si sangra una herida,
y la herida duele;
Así ha de juzgar la vida.
Una verdad para no soltar la  piedra al río,
que devuelva la cordura
al que miró sus ojos llenos de hastío.
Si cae,
será por su propio peso,
acaso por su verdad o su mentira.
Toco la rosa blanca,
la rosa blanca
                      c
                        a
                           e.
Marchita una razón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario