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sábado, 4 de septiembre de 2010

Rendido al capricho de tu imagen

Vas dormida,
por las nubes,
cortando flores a los sueños
y no sabes que,
con el pincel de mi embeleso,
dibujo tiernamente en tu rostro
una mariposa púrpura,
rosa, nácar...
del color de tus anhelos.
Posada en el murmullo de tu aliento
entre el grácil desparpajo
y la rutina de tus pasos,
tornose viva
y agitando inquieta sus deseos
vuela tras la nostalgia de un recuerdo,
tras la esperanza,
tras un beso.
Eres feliz
y en tu cielo siempre brilla el sol.
Por eso, cuando pasas,
dejas una estela perfumada de suspiros
y con el filo inocente de tu risa
cortas pedazos de mi tiempo.
Pero ¡ay, traviesa!
tu hermosura se llevó mi calma
y también mi sueño.
Quiero pensar no en ti,
y al fin, cerrando los ojos
me entrego rendido al capricho
de tu imagen.
¡Quién te quiere así como te quiero!
Recortada en el quicio de mi claustro,
tu perfil se aclara.
Luces radiante.
Veinte ninfas te acompañan
danzando al compás de tus caderas.
Reloj de arena, frágil talle;
amarra con su eterno hilo
las horas que ya empiezan a pesarme.
Porque a fuerza de bañarme
en tus encantos
he limpiado el alma de impurezas.
Y si acaso,
en algún rincón inescrutable,
vive aún, como fiel guardián
del corazón, mi pena.
tal vez por eso,
cuando pasas frente a mí,
discretamente solo puedo contemplarte
y mi vida
es alfombra de tus pasos.

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